Adoro la fantasía y soy abolicionista de la prostitución. Por eso, cuando me topo con argumentos que defienden que las putas dan realismo a la fantasía, me dan ganas de criar a un dragón y quemarlo todo.

No son argumentos marginales, por desgracia. Lo hemos vivido hace poco, tras la adaptación de la HBO de Canción de Hielo y Fuego. Sí, hablo de la serie Juego de Tronos y la plaga de prostitución que sufre, porque está llena, llenísima. He denunciado hasta el aburrimiento la normalización que hace de los burdeles, de los puteros y demás factores relacionados, y me sorprende (y apena) la cantidad de veces que he recibido la misma respuesta: «es ficción», como arranque argumental, seguido de un «las putas dan realismo».

La semana pasada hablamos de las distintas estrategias de exculpación del putero en la literatura, hoy vamos a analizar bien esto de que las putas dan realismo.

La prostitución da realismo

Dejo para otro día estas dos palabras que tanto significado esconden «es ficción», y paso a centrarme en lo preocupante que me parece que la prostitución dé realismo. ¿Es un problema real? Desde luego. ¿Debemos poner esta realidad sobre la mesa y buscar soluciones efectivas? Desde luego. ¿Es la prostitución un factor que otorga realismo a la fantasía (en especial la épica), género literario caracterizado por incluir dragones, elfos, enanos, magia, orcos y demás criaturas mitológicas? Pues mira, no.

He llegado a oír que la fantasía épica no existe sin prostitución, y ya no sé si hablan desde la ignorancia o obvian datos relevantes a propósito. Dejadme decir solo cinco palabras: El Señor de los Anillos. Tolkien escribió una de las mejores (y, sin duda, la más influyente) obra de la fantasía épica, y fíjate que no incluyó a ninguna prostituida, ningún prostíbulo ni a ningún putero. Y, como digo, es una de las obras más importantes del género, si no la que más.

Dicen que da realismo y, sin embargo, la prostitución que aparece en esas novelas no es realista. Está muy alejada de la realidad. Si quieren realismo, que hablen de trata, de explotación y disociación, de depresión e intentos de suicidio, de dependencia a las drogas para soportar esa vida de calamidades, de enfermedades y dolores, de soledad y desesperación. Si quieren realismo, ¿por qué no plasman la prostitución de una forma realista?

Escogen describir burdeles llenos de chicas felices, que corretean en pelotas por los pasillos, riendo sin parar, contentas de estar allí. Chicas que disfrutan del sexo con puteros; chicas que, a veces, disfrutan tanto que ni les cobran. Esto, señores, no tiene nada de realista. Esto, señores, es la fantasía masculina de lo que es la prostitución, no la realidad.

La misoginia es realista

Por otro lado, fijaos donde nos dicen que reside el realismo en la fantasía: en el telón de fondo patriarcal. Porque de eso va el tema. Reconocemos (en especial los hombres) el patriarcado como algo realista, algo conocido. En otras palabras: un telón de fondo misógino consigue que la fantasía nos resulte cercana, lo cual es digno de reflexión.

¿Tan acostumbrados estamos (están) a que el patriarcado domine nuestras vidas, que cualquier otro sistema, libre de explotación sexual, parece más surrealista que un dragón que vuela y escupe fuego?

Lo que me lleva a otra cuestión: ¿Cómo vamos a luchar por la igualdad si somos incapaces de dar crédito a un mundo sin prostitución?

Antes de terminar, quiero aclarar una cosa. El realismo, en la fantasía y en la literatura en general, se consigue a través de la verosimilitud del texto, es decir, de la construcción de los personajes y de la coherencia interna, además de con otros factores, pero no con la misoginia sistemática.

En conclusión…

Así que, a quienes os digan que la prostitución da realismo a la fantasía y por eso la incluyen, decidles que, si no saben escribir una buena novela sin meter explotación sexual, es que no tienen la menor idea de escribir bien, y que mejor se dediquen a otra cosa.