BLOG

Inicio > Blog > La guerra de la amapola (1), R. F. Kuang

La guerra de la amapola (1), R. F. Kuang

Iris Borda

Pues bueno.

Confieso que los premios Nebula y Locus no son sellos de calidad para mí desde hace mucho, pero sí que tenía ganas de leer esta novela. ¿Será por el hype en redes? ¿Será por descubrir nuevas autoras de fantasía?

No lo sé, supongo que una mezcla de todo. Lo que sí sé es que el libro me ha parecido… ñeh.

HUELGA DECIR QUE ESTO ES UNA OPINIÓN Y QUE, POR TANTO, ES SUBJETIVA. NO DIGO QUE «SEA ASÍ», DIGO QUE «PARA MI ES ASÍ». Lo aclaro para ahorrarme futuros dramas.

Me dispongo a argumentar por qué me ha dejado indiferente este libro (como una peli de Antena3 de domingo por la tarde, que la miras porque la echan y porque no tienes nada mejor que hacer). La argumentación, por supuesto, incluirá un análisis feminista de la novela.

RESEÑA SIN SPOILERS

El libro está dividido en tres partes (mi edición tiene 642 páginas) y, de estas tres partes, la que me gustó más es la primera. Por eso terminé el libro, porque la primera parte me gustó.

Una historia que hemos visto mil veces, pero que no deja de atraerme: niña huérfana muy lista consigue entrar en una escuela de prestigio nacional, donde nadie la quiere. Como decía, es una historia que hemos leído cientos de veces y, aún así, me gustó esta primera parte.

Conocemos a Rin, la protagonista, vemos de dónde procede y la forma en la que se van definiendo sus objetivos. Me pareció una protagonista que sería interesante, que evolucionaría durante la novela, que terminaría amándola. Y siento muchísimo deciros que no fue así. No siento que fuese así en absoluto.

La novela me ha dejado ñeh porque:

  • Los secundarios se comen a la protagonista. Son quienes llevan el peso de la historia. Rin toma decisiones (¡faltaría más!) pero no provienen tanto de ella como de una brutal influencia del resto. He sentido que, en lugar de ser un personaje potente que guía y tira de la trama, Rin pulula por las páginas siguiendo órdenes del resto, más o menos directas.
  • Las motivaciones de Rin. Al principio eran muy claras, y podías empatizar con ellas, pero luego se tornan difusas y dejas de entender por qué hace Rin las cosas que hace. Esto, por supuesto, te aleja mucho del personaje.
  • Es evidente que usar la magia implica un peligro grave, pero Rin parece no verlo, y eso me ponía muy nerviosa. Puedes darte cuenta y decidir no hacer caso a las advertencias, ¿pero pasarlas por alto sin más? ¿Una tía que se supone que es listísima? Entiendo, como escritora, que a los personajes hay que darles contradicciones para darles profundidad, pero creo que, en este caso, solo logra irritar a la lectora.
  • La profundidad de Rin está mal trabajada. Siguiendo con el ejemplo anterior, la autora trata de plasmar una Rin dividida entre dos decisiones (que, de hecho, se reducen a hacer caso a un hombre u a otro). Esto podría ser un conflicto importante para el personaje, que la hiciese crecer, avanzar y mostrarse como es, pero no está bien tratado. Me ha sabido a poco, no me ha resultado verosímil. Me sentía como si la autora hubiese leído en un manual de escritura «dale un conflicto y una contradicción a tu protagonista», y PUM, ahí lo tenemos. Esto se debe, creo, a que le faltaban motivos reales porque, al final, los motivos por los que lucha Rin y por los que se ve empujada a tomar decisiones, no son motivos suyos, sino de otros.
  • Rin me ha parecido más bien plana. Rin cambia en la novela. No es sencillo permanecer igual tras 642 páginas. Sin embargo, los cambios vienen dados por el exterior. Es decir, no vemos una evolución interna de Rin, una transformación en lo más profundo. Nos limitamos a contemplar como va siguiendo la corriente de los acontecimientos y eso la lleva a madurar, poco o mucho. Además, el cambio principal es que Rin, al final del libro, odia mucho más que al inicio. No hay crítica en eso, los cambios pueden ser también a peor, pero de nuevo, y LITERALMENTE (se dice así en la novela), no es ni su odio ni su rabia, sino que son odio y rabia de otra gente que ella toma como suyos.

Cositas que me parecieron super ok:

  • El sistema de magia. He leído por ahí que es un sistema único, y no lo es. Pero eso no quita que sea original. Es un sistema de magia, además, muy flexible, donde las normas no están del todo claras. Magia blanda, como diría Sanderson. Es decir, nunca puedes saber exactamente qué efectos va a tener la magia, y eso genera intriga y tensión.
  • La escuela de Sinegard. Reconozco que tengo cierta debilidad por las tramas de escuelas, sobre todo de magia (esto es culpa de Rowling, desde luego), y esta me ha gustado. El diseño del currículo escolar me ha encantado.
  • Cómo se trata la guerra. Hay escenas muy, muy jodidas en esta novela. Con descripciones detalladas de torturas que, os aseguro, no es agradable de leer. De hecho, si eres muy sensible a estas cosas, no te lo recomiendo. Pero claro, es que así es la guerra: un horror. Hay quien dice que la autora se explaya en estas descripciones por puro morbo, yo no lo veo así. Creo que hace un retrato muy exacto de lo que es un conflicto bélico, de lo que saca de la gente y de lo que hace con la humanidad. Quiero resaltar que, dentro de este horror, se habla también de las mujeres prostituidas en tiempos de guerra, un temazo. Se trata el tema desde una testimonio, se trata con crudeza y se trata con verosimilitud. Es duro, pero abre los ojos.

Y COMO FEMINISTA, ¿QUÉ TAL?

Todo pintaba bien al principio (autora, protagonista), pero se ha torcido, y no poco.

Ya he comentado el tema de que Rin, la protagonista, esta siempre siguiendo los pasos de dos hombres, siempre tratando de impresionarlos, y siempre siendo (y considerándose) una subordinada a ellos. Esto podría no tener más importancia, pero me ha parecido que la tiene, porque no es una subordinación laxa, de «uno es el jefe y la otra la empleada», sino una subordinación aceptada, admirada, naturalizada. Como si ellos valiesen más que ella.

Pero, lo confieso, lo que me ha molestado más de más de más, incluso más que el dichoso Principio de la Pitufina (ahora hablaremos de ello), es las RELACIONES ENTRE MUJERES. No existen y, las escasas veces que existen, son malas.

Todas, ABSOLUTAMENTE TODAS las relaciones importantes que tiene Rin son con hombres. Su primer profesor, su único amigo, su maestro, su comandante, el chico que parece que le gusta, su rival por la atención del chico que parece que les gusta a ambos. TODAS SUS RELACIONES IMPORTANTES SON CON HOMBRES. Y digo importantes, pero podría decir «todas», sin más, y no erraría de mucho.

¡Y no solo las importantes! Todas sus relaciones BUENAS son con hombres.

Las mujeres aparecen como atrezo, al fondo. Hay una mínima intención de hacer ver que importan, pero no pasa de la intención. Por ejemplo, la Emperatriz es una mujer, pero es un personaje de fondo, sin más.

En la escuela comparte cuarto con algunas chicas, de las cuales hay una con la que tiene más relación. Bueno, pues es una relación mala, de envidia, de odio, de mal trato. Un desastre.

Lo cual nos lleva a…

¿Y EL PRINCIPIO DE LA PITUFINA?

Uff, esto es directamente un drama.

Con esta definición de la Wikipedia creo que queda claro el concepto. Os dejo un diagrama de los personajes relevantes en la novela. Spoiler: vais a flipar.

Es el ejemplo perfecto de Principio de la Pitufina. En un libro publicado en setiembre de 2023. No puedo más.

EN RESUMEN...

No está mal escrito, entiendo que haya quien lo adore, pero a mí me ha dejado más indiferente que otra cosa. De todas formas, no tengo claro no leer las siguientes entregas, porque tengo la esperanza de que el libro mejore (recordemos que la primera parte me gustó). Pero igual no me las leo, porque existen millones de libros que no conozco y que igual sí que me gustan. Ya veremos.

Como sea, le pongo tres estrellas de cinco. Y, si os lo leéis o os lo habéis leído, me encantaría saber qué opináis. ¡Gracias!

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

También podría interesarte