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Alas de sangre, Rebecca Yarros

Iris Borda

La frase de Tracy Wolff que aparece en portada es una verdad como un templo. Mi edición tenía más de 700 páginas y me la he comido en dos días. Para que os hagáis una idea de la intensidad del viaje, hubo un día que empecé a leer a las cuatro de la tarde y dejé el libro a las dos de la mañana, y ¡porque al día siguiente trabajaba! (De hecho, entraba a las siete de la mañana, un drama.)

Así que sí, Wolff no miente: Alas de sangre es de las novelas más adictivas que he leído en años. ¿Vemos por qué?

Reconozco que no hace falta ser una genio del análisis para dar con la fórmula. Es decir, ¿peligro constante, amenazas de muerte, auto-superación, romance intensito, sorpresas, sexo explícito, dragones, conspiraciones y Xaden? Tienes el éxito asegurado.

Como se suele decir: ha sido un disfrute leerlo, pero ojalá se me hubiese ocurrido a mí.

Pero vemos más en detalle qué es lo que hace que Alas de sangre sea una ADICCIÓN. Sobre todo, porque me interesa analizar a la competencia, y aprender de autoras como Yarros es algo que nunca sobra.

Sin embargo, antes de meternos en el meollo de este análisis, ¿es una novela feminista? La respuesta corta es sencilla: no, para nada. La respuesta larga es igual de sencilla, pero más larga. Así que veamos primero un mini análisis feminista de la obra, y ya luego pasamos a desgranar por qué funciona tan bien.

Por cierto, como «anécdota».  Algo que no aparece en la novela pero que sabemos del cierto, porque lo ha confirmado la autora, es que la protagonista, Violet, sufre el Síndrome de Ehlers-Danlos. Es decir, que sintetiza mal el colágeno. Tiene una enfermedad crónica. Esto es INTERESANTÍSIMO, sobre todo si hablamos de una protagonista de fantasía. Me recuerda, aunque sea de pasada, a Kaz Brekker y su icónico bastón para ayudarse con su cojera, también crónica.

Me parece valiente y necesario mostrar protagonistas con otros cuerpos.

Pero la novela... ¿es o no es feminista? Pues... no.

Espera... ¿La protagonista no es una mujer?

Efectivamente, la protagonista absoluta (tan absoluta como que el libro está narrado en primera persona y solo vemos su punto de vista) es Violet Sorrengail. Una joven de, creo, veintiún años. Pero que una novela esté protagonizada por una mujer no basta para convertirla en una novela feminista.

De hecho, los secundarios más importantes son todos hombres: Xaden, Dain y Tairn.

Rhi actúa como amiga íntima de Violet, pero su relación es un mero atrezo sin desarrollar. No hay afecto entre mujeres, no hay amistad ni escenas de mujeres. ¡Pero no perdamos la esperanza!

Hay que reconocer que sí vemos un discurso de superación personal en Violet, pero va más encaminado a superar sus limitaciones físicas que su lugar social como mujer. Ojo, no digo que me parezca mal (que no me lo parece), solo lo aclaro.

Iris, va, no nos distraigas más y ves a lo importante... EL ROMANCE

Tengo una duda interna con Alas de sangre que es la siguiente:

¿Es una novela de fantasía con romance o es una novela romántica con ambientación fantástica?

Asumamos que es fantasía con romance (aunque discrepo), pero asumámoslo. Pasemos ya a analizar todo el tema amoroso, que la cosa será larga.

Es una típica estructura de triángulo amoroso, que está más manida que el «enemies to lovers» pero que sigue funcionando igual de bien que el primer día. (A partir de aquí va a haber SPOILERS todo el rato, y quien avisa no es traidora.) Violet siente algo por Dain y por Xaden, aunque la lectora se da cuenta de eso antes que ella. Y ambos sienten algo por ella, aunque, de nuevo, quien lee lo sabe antes que Violet, en especial en el caso de Xaden.

La cosa es simple: Dain es el bueno, Xaden es el malo (que, para más jaleo, quiere matar a Violet). Desde luego, nada es lo que parece (otra cosa que engancha muchísimo), pero seguimos esta estructura durante, al menos, un tercio de la novela.

Analicemos primero a Dain, el bueno, el amigo de toda la vida, el tío legal, el de fiar. El resumen es muy sencillo: este tío es un mierdas.

«Iris», me diréis, «¿cómo un tío tan guapo puede ser un mierdas?». Buena pregunta, yo te lo explico. Primero, porque la belleza física no tiene absolutamente nada que ver con el tipo de persona que eres. Y segundo, ¡porque es una machista de primera clase!

Nadie dudamos de que Violet está en peligro en esa escuela del infierno, pero este tipo se lleva la monda. Y me refiero a:

-Verbalizar CONSTANTEMENTE que Violet le parece débil y, dicho mal y pronto, una inútil incapaz de superar ninguno de los retos que tiene por delante (aunque, de hecho, los va superando todos).

-Toma decisiones POR ELLA, decisiones que deberían ser únicamente de Violet. Pues el tío va y, sin que nadie se lo pide, se mete en su vida y decide en su nombre porque, claro, un hombre siempre sabe más lo que le conviene a una mujer. Chicas, tomad nota. Ejemplo de una de estas decisiones: cuando monta toda una artimaña para que Violet abandone la escuela.

-NO LA APOYA en nada que ella decide. Es surrealista. La tipa va avanzando y superando pruebas, y él no solo no la apoya, sino que crítica sus métodos.

Y todo esto (y bastante más), Dain Aetos tiene los huevos de vestírnoslo como enamoramiento y preocupación. Que no cuela, Aetos, ya no.

Dain Aetos. Feo de remate. No creáis que es uno de esos libros donde todo el mundo es guapísimo... Uy, no, para nada.

Me parece un tema serio, más allá de las bromas y de la novela: quien te ama, no te corta las alas, ni te hace sentir inútil, ni decide por ti. Quien te ama (de verdad, no de boquilla), te respeta y te tiene en cuenta. Es sencillo, aunque, por desgracia, menos común de lo que se debería.

Con Xaden tengo emociones muchísimo más encontradas.

Xaden Riorson.

Como veis, también es un hombre poco atractivo. De hecho, es un chaval, puesto que tiene veintitrés años, pero dejo para otro día el melón de lo poco verosímil que es la edad de algunos personajes de fantasía.

(Por cierto, antes de seguir, el Instagram de la ilustradora es @shauna_the_author )

Pero venga, hablemos ya de Xaden sin irnos por las ramas. En primer lugar, no soy imparcial, porque lo amo casi tanto como a Violet. En segundo lugar, hay dos líneas de análisis en este personaje: el cómo es él de forma objetiva (lo que hace) y el como lo ve Violet (recordemos que el libro está narrado por ella en primera persona).

Violet nos lo vende, sobre todo al principio del relato, como un tipo por el que siente una atracción física brutal (el fanart explica los motivos), y ella vive esa atracción como tóxica. Lo vive así porque, como ya he dicho, cree que Xaden la quiere matar, y sentirse atraída por un tío que te quiere ver muerta, bueno, no es precisamente sano.

De hecho, no me agrada que se describa a los personajes masculinos que se nos condiciona para ver atractivos como PELIGROSOS. Asociar «peligro» con «un hombre sexy» sí que ma parece peligroso. Además, sabemos que Xaden es peligroso, eso es un dato. Tiene una magia capaz de matarte a ti y a todo tu pueblo, una dragona más grande un edificio y una fuerza física y entrenamiento que destacan por encima de los del resto de su escuela.

Vaya, que peligroso es. En eso Violet no se equivoca. Pero hay algo más, y es su físico. Fijaos bien en el fanart porque está muy logrado: un tipo muy fuerte, salta a la vista que de una hostia te desmonta; un tipo altísimo (le saca una cabeza y media a Violet), un tipo con tatuajes que, además, son señal de que forma parte de los rebeldes y traidores (esto suma peligrosidad); un tío con una cicatriz en medio de la cara; y un tío al que todo el mundo teme y respeta, o una mezcla de ambas.

Mi pregunta es simple: ¿POR QUÉ? ¿Por qué tenemos tan interiorizada la asociación entre «hombre peligroso» y «hombre atractivo»? ¿Nos damos cuenta del peligro que supone eso para nosotras?

«Pero entonces, Iris, ¿por qué le amas?». Pues porque Rebecca Yarros ha hecho algo maravilloso que es adictivo y que condiciona mucho a la lectora: mostrarnos que Xaden no es quien creíamos al principio, y vamos descubriendo su verdadero ser de la mano de Violet, enamorándonos con ella. Para que esta estratagema literaria funcione ese «verdadero ser» tiene que ser mejor que el que creíamos al empezar la novela, desde luego.

¿Qué nos gusta y disgusta de Xaden?

-Confía en Violet. Y no solo porque le tiene confianza, sino porque deja que ella actúe y nunca presume que va a fracasar. Igual que no lo presume de otras personas, tampoco de ella. Eso no quita que sea consciente de sus debilidades, es decir, que esta confianza no viene de una idealización, sino de considerarla una persona adulta, funcional e independiente.

Es verdad que este punto se rompe en cuanto Xaden entiende que su vida depende de que Violet siga viva, y le pone un guardaespaldas que ella no quiere. Aquí vemos, claramente, una actitud tipo Dain: hombre protector porque da por supuesto que la mujer necesita su protección. Así que el tema tiene claros y oscuros.

-Sabe ayudar. A ver si me explico bien: ¿sabéis cuando viene un invitado a casa a comer y se pasa media cena diciendo «¿cómo te ayudo?», mientras sigue sentado esperando órdenes claras, y mientras tú recoges la mesa y piensas «¿no es evidente que podrías ayudarme a recoger?». Pues Xaden no hace eso. Hace un análisis de qué necesita Violet y dónde puede él llegar que ella no pueda, y la ayuda. La parte mala es que lo hace sin preguntar, y de verdad que me parece una cagada normalizar que la peña interfiera en nuestra vida por decisión unilateral suya.

Ejemplo práctico de lo que digo: cuando le diseña y construye una silla a Violet para montar a Tairn.

-El sexo. Y esto, más que a Xaden o a Violet, se lo debemos a Rebecca Yarros. Pero el sexo que tienen es un buen sexo, y lo digo en un sentido filosófico e ideológico, no en un sentido narrativo. El clítoris existe, y también más partes del cuerpo además de los genitales; vemos como él le practica sexo oral a ella pero nunca sucede al revés; etcétera. No es una representación pornográfica y violenta.

Por otra parte, y como no podía ser de otro modo en un best seller, esa sexualidad tiene sus mierdas: se corren a la vez, rompen mil muebles, se dicen que son del otro, etcétera.

¿Y por qué funciona tan bien esta novela?

El triángulo amoroso ayuda mucho a que la novela enganche, pero en resumen, creo que sus puntos fuertes y adictivos son estos:

  1. Mundo por descubrir: fantasía y un buen worldbuilding.
  2. Peligro real y constante: no se nos deja olvidar que Violet puede morir.
  3. Auto superación y primera persona: Yarros crea mucha empatía de la lectora con la protagonista.
  4. Romances, desengaños, enamoramientos y sexo. Esto engancha SIEM-PRE.
  5. Subtrama de misterio y traición: que veremos más desarrollada en la segunda parte, supongo.

Ah, y para más recochineo, Yarros tiene un toque prodigioso, justo al final del libro, y es que Violet se enfada con Xaden y, aunque sigue amándolo, ya no quiere estar con él. Y, oh, sorpresa, él se propone volverla a conquistar. Que es lo mismo que decirnos: TRANQUILAS, que en la segunda parte veremos otra vez romance de inicio, de esos que empiezan. Os vuelvo a prometer un primer beso, etcétera. Con el agravante adictivo de que, ahora, queremos que Xaden lo logre, y tenemos ganas de ver el cómo.

Otra cosa que Yarros hace al final y es magnífica para enganchar a las lectoras, además de una revelación final muy fuerte, es darle un capítulo a Xaden. Toda la novela la narra Violet, a excepción del último capítulo. Así que nos preguntamos si en las siguientes entregas conoceremos más a Xaden porque tendrá más capítulos.

Bien, Rebecca, bien. Mi admiración en bandeja.

9 comentarios en «Alas de sangre, Rebecca Yarros»

  1. Es cierto lo de adictiva, tiene todos esos ingredientes que funcionan: narrado en primera persona, tensión constante, superación de la protagonista, desenfado en el lenguaje, te hace sentir un poco adolescente de nuevo jajaja.

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  2. Yo esperé más de un año para leer después de ver mil videos de personas recomendándolo y lo vi en una feria y me lo llevé.
    Me dormía a las 2:30 am y me lo acabé en dos días.
    Y efectivamente es el libro más adictivo que he leído en toda mi vida; el cómo Rebecca Yarros hizo a los personajes y a la historia que nos identificamos mucho en algunas escenas.

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