Últimamente reflexiono mucho sobre el amor. ¿Qué es?, ¿adonde nos lleva?, ¿cómo se crea?, ¿cómo se demuestra?
Es un tema muy manido, lo sé, pero tan trasversal e importante que nunca está de más reflexionarlo.
He llegado a algunas conclusiones que, por el momento, me parecen certeras. O mejor dicho: me sirven. Desde luego, el día que dejen de resultarme útiles, espero poder concluir lo que precise en ese momento.
En primer lugar, y como dice mi madre, el amor no es una relación, sino un estado. Tampoco son momentos, aunque los momentos ayuden a afianzarlo. El amor tiene más de decisión que de casualidad, y su demostración tiene más de esfuerzo consciente que de azar. Porque no basta con decirlo, ni siquiera con demostrarlo en algunos detalles, el amor hay que habitarlo.
Se me ocurren algunos mínimos en esto del arte de amar, como diría Fromm. Algunos son aceptados por todas (respeto, comunicación, empatía), pero hay un punto fundamental al que considero que se le otorga menos importancia de la que tiene: estar presente.
Porque eso es amar a alguien, estar presente para esa persona. Ya sea tu amante, tu amiga o tú misma. Estar presente es regalar tiempo, es compartirlo, es iniciar una etapa en la que invitas a la otra persona a formar parte de tu vida, y tú de la suya.
Estar presente. No solo en lo bueno, no solo cuando apetece; estar presente como una declaración de intenciones. Porque estar presente es la única forma de demostrar que queremos compartir la vida con alguien. Y no me refiero a un matrimonio o a una pareja, me refiero a quien sea que ames.
Yo trato de estar presente para mi gente, aunque la cague a diario. Para mis perros, para mis amistades, para mi familia y, aquí llega lo más difícil, para mí misma.
Amar también implica amar en libertad. No solo la de quien ama, sino la del ser al que amamos, como decía Bakunin.
¿Qué regalo más preciado puedo entregar que mi tiempo y mi atención? No se me ocurre ninguno. El resto es superfluo.
Así que, si me amas, dímelo, porque las palabras sanan; abrázame, porque el cariño importa; cuídame, porque agradezco que me lo demuestres. Pero, sobre todo, dedícame tiempo y atención, y no esas cenas donde miras el móvil quince veces, ni esas noches en las que no sacas ni un minuto para miarme a los ojos.
Si me amas, por favor, tenme en cuenta.
Reflexiones sin revisión.
2 comentarios en «Reflexiones automáticas 001: el amor»
Me encanta esta reflexión. Y esta parte «En primer lugar, y como dice mi madre, el amor no es una relación, sino un estado. Tampoco son momentos, aunque los momentos ayuden a afianzarlo. El amor tiene más de decisión que de casualidad, y su demostración tiene más de esfuerzo consciente que de azar.» es brutal.
Gracias 🙂